Vista aérea de las poblaciones de Nules, Moncofar y Xilxes (esta última,
incluida por los populares entre los núcleos que quieren salvar con la
nueva Ley de Costas) / CARLES FRANCESC
El PP ha abierto un poco más el coladero de los pecados urbanísticos
del litoral y avanza en la privatización de la costa española. Una
enmienda a la nueva Ley de Costas
reduce en la práctica la zona de litoral protegido de 100 a 20 metros,
por lo que las viviendas que se sitúan en esos 80 metros de diferencia
pasarán de estar sometidas a controles muy estrictos para hacer obras o
cambios en su estructura, a tener todos los parabienes para hacer obras
cumpliendo la normativa de ayuntamientos y comunidades autónomas.
Para entrar en este nuevo saco de regularización, las viviendas deben
cumplir uno de estos requisitos: tener acceso rodado, abastecimiento de
agua, evacuación de aguas residuales y suministro de energía eléctrica.
O bien, estar “en áreas consolidadas por la edificación, al menos en un
tercio de su superficie”.
En el Ministerio de Medio Ambiente
explican que este cambio responde a las reclamaciones de Canarias y
Galicia, y pretende resolver la situación de los núcleos de población
preexistentes a la Ley de Costas de 1988, que no tenían entonces la
calificación de suelo urbano, pero cumplían con alguno de los requisitos
que se establecen en la enmienda. En estos casos, la servidumbre de
protección pasará de 100 metros a 20 metros. “Esto quiere decir que en
los 80 metros de diferencia, desde la perspectiva de la Ley de Costas,
no habrá prohibición para edificar”, explican fuentes de Medio Ambiente,
aunque aseguran que no se podrá hacer obra nueva, ni aumentar la
edificabilidad.
Los ayuntamientos beneficiarios deberán solicitarlo en el plazo de
tres meses desde la aprobación de la norma y el trámite terminará en dos
años. Si Medio Ambiente no ha respondido a los 18 meses, se entenderá
que su informe es favorable.
“Es un coladero, legaliza todos los incumplimientos”, considera Fernando Palao,
exsecretario de Estado con el PSOE y redactor de la Ley de Costas
vigente desde 1988. Palao cree que solo quedarán fuera de esta criba las
zonas en las que haya alguna casa solitaria. “El problema es cómo se va
a aplicar todo eso”, se cuestiona.
La servidumbre de protección de 20 metros era una circunstancia
excepcional hasta ahora. Para el abogado José Ortega, presidente de la
Plataforma de Afectados por la Ley de Costas el mayor problema para
desproteger estas zonas se generará cuando llegue a la hora de calcular
la superficie consolidada de esas áreas. “No se delimita sobre qué
superficie se va a calcular”, subraya.
La propuesta del PP forma parte de las 184 enmiendas a la reforma,
bautizada Proyecto de Ley de Protección y uso sostenible del litoral,
que se debatirán este mes en el Senado. En el barrio Ojos de Garza, en
Telde (Gran Canaria), confían en que el cambio al menos les permita
ganar tiempo. En este núcleo tienen 21 órdenes de demolición y hay otras
30 viviendas que también podrían recibirla por invadir suelo de dominio
público. “La enmienda no se refiere a núcleos con riesgo de demolición.
Se trata de núcleos que existen legalmente desde antes de 1988, se
encuentran fuera de dominio público y tienen dueños”, precisan en Medio
Ambiente.
María Rosa de Haro, senadora del PP por La Palma, aseguró el viernes
durante un debate en el Parlamento canario, que esta enmienda, la 182,
flexibiliza la servidumbre pública para aquellas zonas que demuestran
que cuentan con servicios urbanos. Durante la mesa redonda aportaron las
cifras de este problema en las islas: 1.872 casas en dominio público
distribuidas en 72 núcleos.
La nueva ley, polémica porque salva de la destrucción unas 10.000
viviendas repartidas en diez núcleos, también incorporará
previsiblemente dos nuevos barrios amnistiados: Moaña (Pontevedra), con
unos 200 afectados, y Xilxes (Castellón). Ese municipio, con 96
viviendas pendientes de consolidar, se había contemplado en el borrador,
pero terminó cayendo de la lista.
Entre las modificaciones, el PP también ha incluido una serie de
medidas que contemplan los efectos del cambio climático. Entre ellas
está la posibilidad de extinguir el derecho de ocupación de propiedades
en riesgo de ser alcanzadas por el mar mediante la declaración de
situación de “regresión grave”. Esta condición la determinaría una Orden
Ministerial y se publicará en el Boletín Oficial del Estado. También se
fija la obligación de los adjudicatarios de cumplir con los
requerimientos para adaptarse a la subida del nivel del mar, los cambios
en la dirección del oleaje u otros aspectos del cambio climático y que
los propietarios de terrenos “amenazados por la invasión del mar o las
arenas de las playas”, puedan construir obras de defensa.
La playa se reabre a fiestas y otros eventos
JUANA VIÚDEZ
Entre los planes del partido del Gobierno para el litoral español se
encuentra la posibilidad de celebrar eventos en las playas amparándose
en su “interés turístico”. Una de las enmiendas de los populares a la
reforma de la Ley de Costas vigente, que data de 1988, prevé que se
autoricen estas celebraciones en los tramos urbanos. La modificación no
especifica qué tipo de actos tendrán cabida en las playas, algo que
previsiblemente desarrollará un reglamento. Sí incide en que se deberá
garantizar la “inmediata y completa restauración del tramo ocupado, una
vez finalizada la ocupación”.La celebración de las tradicionales barbacoas en las playas de Cádiz con motivo del Trofeo Carranza ha sido fuente de conflicto entre el ayuntamiento de esa ciudad y la demarcación de Costas. Las analíticas de las arenas hechas en 2006, por ejemplo, convencieron al responsable de que esta fiesta masiva no volviera a celebrarse al año siguiente en las mismas condiciones.
“Las ocupaciones de la playa que se permitan (servicios como restauración, actividades náuticas, etcétera) deberán siempre respetar el uso común de las playas por cualquier ciudadano”, explica una portavoz del ministerio de Medio Ambiente. Esta misma fuente mantiene que, “en ninguna playa de la costa española, que forma parte del dominio público, es posible el uso privado”, tal y como se concibe en la costa italiana. “No hay ninguna privatización de playas o tramos de playas”, aseguran. Entre las actividades citadas por el ministerio se incluyen los chiringuitos, restaurantes, ocupaciones para actividades náuticas...
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