09 mayo 2013

La Huella Hídrica





En los próximos meses se aprobará la norma ISO 14046 “Huella de agua: Requerimientos y directrices” con el objetivo de armonizar el cálculo de este indicador, que vendrá a sumarse al ya existente sobre la Huella de Carbono, ambas normas relacionadas sobre el análisis del ciclo de vida de los productos.
¿Qué información nos puede ofrecer la huella hídrica? ¿Es un dato que demandamos como consumidores a las empresas? Son algunas de las preguntas que surgen en los foros de discusión o entre la gente cuando oye hablar por primera vez de este indicador.
Aun no somos conscientes de la importancia de conservar y gestionar adecuadamente los recursos que disponemos, y por este motivo necesitamos de ciertas herramientas de gestión, que nos proporcionan la información necesaria para poder analizar la situación.
Aproximadamente sólo un 1% del agua dulce que hay en la Tierra, es accesible como agua potable, de ahí la importancia de conocer cúanta agua se destina a cada producto. Una vez seamos conscientes de estos datos, podremos valorar más positivamente el esfuerzo que realizan algunas empresas por reducir sus consumos de agua, por reutilizarla, buscando incorporar un valor añadido implicito a su prodcuto final, que muchas veces el consumidor no aprecia porque no se le ha informado o educado adecuadamente para tener estos valores en mente a la hora de seleccionar un determinado producto u otro.
El concepto de Huella Hídrica se empezó a poner encima de la mesa en el año 1993 debido a la escasez de agua en Oriente Medio, sin embargo se denominaba como “agua virtual”. A partir de esta idea, poco a poco se fue definiendo lo que más adelante conocemos como Huella Hídrica, donde se tiene en cuenta en el cómputo de consumo de agua no sólo cuando bebemos, sino también en la elaboración de cada producto que manejamos diariamente en su proceso de fabricación.
Sería en el año 2002 cuando el holandés Arjen Hoekstra estableció las bases para lo que actualmente se concibe como la Huella Hídrica. En su esencia consiste en un indicador que permite conocer el consumo de agua, tando directo como indirecto del uso eficiente del agua ya sea de una empresa, producto, páis, etc. A lo largo de los años, se han ido ajustando los procesos de cálculo que permiten conocer dicho consumo directo e indirecto de agua. Podemos entender por agua directa la que es necesaria en la fabricación de un producto, sin tener en cuenta el agua que se ha consumido en el transporte, en la preparación de las materias primas que se emplean, etc. Estas etapas previas a la elaboración del producto final es lo que englobaría el agua indirecta.
Dentro de la Huella Hídrica se han definido tres tipos distintos:
1) Huella Hídrica verde: es el volumen de agua de lluvia consumida durante el proceso de producción. Aporta información significativa en procesos asociados a la agricultura.
2) Huella Hídrica azul: indica el uso consuntivo del agua dulce superficial y subterránea.
3) Huella Hídrica gris: indica el grado de contaminación del agua dulce en el proceso de fabricación.
Es importante distinguir la proporción de cada una de los tres componentes anteriores. En función de cúal esté en mayor presencia en el producto, nos dará una idea más exacta de su composición, y permitirá ajustar con mayor precisión dónde reducir el consumo de agua.
Para tener una idea de lo comentado en los párrafos anteriores acerca del consumo de agua, se muestran en la siguiente tabla algunos ejemplos de composición de la huella hídrica de algunos alimentos cotidianos:
Producto
Huella Hídrica
Huella Verde (%)
Huella azul  (%)
Huella gris  (%)
1 taza de café  (125ml)
132 litros
96
1
3
1 kg de chocolate
17196 litros
98
1
1
1 jarra de cerveza (250 ml)
74 litros
85
6
9
1 pizza margarita
1256 litros
76
14
10

Un valor añadido que hay que buscar a la Huella Hídrica, es poder identificar el impacto que supone el consumo de agua a lo largo de toda la cadena de distribución hasta llegar al receptor final. De esta mansera será más fácíl sensibilizar al consumidor final, para que sea consciente del coste que supone en agua cada una de sus acciones.
Los consumidores somos una parte importante de este proceso, con la capacidad de poder demandar dicha información para conocer qué productos tienen una huella hídrica mayor, para cuando vayamos a la compra identifiquemos de forma clara y sencilla esta información. De este modo, estará en nuestras manos el poder decidir qué gestión del agua preferimos, si una donde se despilfarra el agua u otra donde se realiza una gestión sostenible de dicho recurso.
Con la futura aprobación de la norma ISO 14046 tendremos ya una herramienta unificada para que todos los organismos puedan calcular su Huella Hídrica e informar a los ciudadanos de los esfuerzos que realizan por conseguir una mejor gestión del agua.

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